¿Sabes qué es la procrastinación?
Al buscar la palabra procrastinar en la Real Academia de la Lengua Española (RAE), vemos que ofrece los sinónimos diferir y aplazar. Considero que esta definición parece quedarse un poco en la superficie ya que al procrastinar, no sólo aplazamos una tarea, por lo general, la evitamos y la sustituimos por otra que nos distraiga. Por lo tanto, la procastinación sería la acción de posponer aquellas actividades o situaciones que deben ser atendidas sustituyéndolas por otras más irrelevantes.
Es probable que a ti también te haya pasado alguna vez. Con tal de no sentarte a escribir un informe, realizar una llamada o lo que sea, te pones a limpiar el baño, vas a hacer la compra o te pones a ordenar el armario porque, de pronto, eso es algo que debes hacer justo en ese momento. ¿No te ha pasado que pospones hacer cosas como limpiar el baño y, de pronto, cuando tienes algo más que hacer, el baño se convierte en tu prioridad? Así de raro es esto de procrastinar.
Pero, ¿por qué hacemos esto? ¿Piensas que es por vagancia? Cuando procrastinamos a menudo nos sentimos culpables por posponer el trabajo y podemos llegar a pensar que somos unos holgazanes. Sin embargo, si te das cuenta, sustituimos un trabajo por otro.
¿Qué hay detrás de la procrastinación?
He de reconocer que a la hora de escribir este artículo he procrastinado un poquito 🙈. En mi caso, cuando decidí que podía escribir sobre las emociones y la procrastinación, me puse a investigar para ver cómo podía abordar el tema y de pronto, lo fui dejando. Cada vez que pensaba que debía sentarme escribir, se me ocurría hacer cualquier otra cosa y así han ido pasando los días hasta hoy. Por otro lado, el hecho de no tener una fecha límite más allá de la que yo me quiera poner, tampoco ayuda.
¿Qué ha cambiado hoy?
Queriendo buscar una solución a cómo dejar de procrastinar me he dado cuenta de que hay que ir a la raíz del problema. Más allá de las diferentes técnicas que hay para aprovechar el tiempo al máximo, descubrir por qué evitas hacer eso que sabes que tienes que hacer y qué emoción despierta dentro de ti, es un primer gran paso para empezar a dejar de procrastinar.
Es curioso porque desde el momento en el que he decidido escribir esta entrada desde otro punto de vista, mi capacidad de concentración ha mejorado y las palabras han fluido de otra manera. Mario Alonso Puig explica que nuestro estado anímico afecta directamente a nuestra capacidad de concentración y creatividad y hoy lo he podido comprobar.
¿Por dónde empiezo?
Como os comentaba antes, considero que para encontrar una solución a la procrastinación hay que ir a la raíz del problema. Para ello hay que ver qué emociones nos despierta la actividad en cuestión, reconocerlas y aprender a manejarlas de una manera diferente.
Tal y como explica Marian Rojas-Estapé, psiquiatra y escritora, conocer mejor nuestras emociones y cómo reacciona nuestro cuerpo ante factores externos e internos, nos ayuda a hacer frente a las dificultades que encontremos en nuestro camino.
Nosotros tenemos la llave para avanzar en nuestro camino.
Pospón la gratificación inmediata
Encuentra tu Bigger Better Offer
Si somos capaces de vislumbrar ese «premio» más allá de la tarea que tenemos enfrente, nuestra motivación para realizarla aumenta. Judson Brewer, psiquiatra y neurocientífico estadounidense, lo comprobó a través de su estudio sobre cómo el mindfulness podía ayudar a dejar un mal hábito. Para ello pidieron a los fumadores que se presentaron al estudio, y que deseaban dejar de fumar, que fumaran prestando atención a lo que percibían (olor, sabor, tacto…). De esta forma, se hacían conscientes de lo que estaban experimentando en ese momento y poco a poco se daban cuenta de que el cigarrillo no les aportaba un bienestar completo. En ese momento, dejar de fumar les resultaba más sencillo porque el conflicto generado entre la necesidad de fumar y el saber que aquello les estaba dañando la salud, desapareció.
Judson Brewer habló sobre su estudio en una charla TED de 2016 que tituló “Una manera simple de dejar un mal hábito”.
Cuando el cerebro descubre que esa recompensa inmediata no es tal recompensa, hay que ofrecerle una recompensa más sugerente, lo que Brewer ha denominado BIGGER BETTER OFFER, una oferta mejor y más grande.
Ya que procrastinar puede considerarse un mal hábito, se podría aplicar la técnica de Brewer para dejar de hacerlo.
Cuando sabes hacia dónde te diriges, qué es lo que quieres, la meta final se puede convertir en tu Motivación Principal.
Cuando tienes esto claro, las distracciones desaparecen y te enfocas en lo que realmente es importante.
¿Procrastinación superada?
Esto de darse cuenta de qué emoción provoca en ti la tarea que estás aplazando ayuda a hacerte consciente y a tomar acción, aunque es posible que, como con todo hábito tengas que practicarlo una y otra vez hasta que lo interiorices. Puede que nuestra mente tarde en hacer “clic” para dejar de procrastinar, pero si te das tu espacio, tratas de entenderte y evitas entrar en lucha contigo mism@, al final encuentras la solución para tu dilema.
Mira más allá del problema, no te centres en la tarea en sí, date cuenta de la recompensa que vendrá detrás.
Date cuenta de que estás avanzando por un camino y cada paso te acerca más a tu propósito final.